15 Oct Día importante para la optometría en Puerto Rico
Si toda persona que necesitara realizar una consulta médica de cuidado primario o de rutina acudiera a un especialista en lugar de a un médico generalista o de familia, los costos de salud se dispararían, tanto para los individuos como para sus aseguradoras, sean privadas o del Estado.
De otra parte, si un paciente con algún problema oral o dental se limitara a consultar a su médico de cabecera en lugar de ir al dentista, podría quedar sin recibir el cuidado debido para su condición.
Ejemplos como estos sirven para ilustrar, desde la perspectiva de los optómetras, situaciones que se generan en Puerto Rico ante el hecho de que a estos profesionales de la salud que cuentan con un doctorado en optometría no se les permite prescribir fármacos para tratamiento primario visual.
“Aquí no hay cuidado primario visual”, aseguró ayer en entrevista con El Nuevo Día el doctor en optometría y en medicina José De Jesús, ex decano académico de la Escuela de Optometría de la Universidad Interamericana de Puerto Rico y quien fue catedrático auxiliar en The New England College of Optometry en Boston, Massachusetts.
Por décadas los optómetras en Puerto Rico han impulsado sin éxito legislación para que se les permita hacer prescripciones terapéuticas como hacen sus colegas en Estados Unidos y otros países. Su argumento principal es que cuentan con la preparación académica y el peritaje para proveer tratamiento primario a menor costo y referir pacientes que requieran cuidado especializado a los médicos especialistas en oftalmología. Plantean, además, que de ellos poder prescribir los pacientes tendrían que esperar menos por citas para cuidado primario.
“Deja mucho que decir cómo está el sistema de salud de Puerto Rico, cómo todavía se ve el sistema de salud en Puerto Rico. Es una visión bastante retrógrada en comparación con países de avanzada como Estados Unidos y otros, donde se entiende que todo manejo de alguna condición, ya sea ocular o de otro tipo, se lleva por un medio estratificado donde siempre hay un personal al que se acude a nivel primario y determina si se requiere un tratamiento más especializado, ya sea secundario o terciario”, planteó De Jesús.
En vista de que proyectos de ley para estos fines fueron engavetados en la Legislatura en los años 2004 y 2007, en febrero del año pasado se radicó una nueva medida, el Proyecto del Senado 991, que ese cuerpo aprobó con enmiendas tres meses más tarde y desde entonces es evaluado en la Cámara. Hoy la Comisión de Salud de la Cámara realizará la séptima y última vista pública para considerarlo. Están citados a deponer la Administración de Seguros de Salud (ASES), el Colegio de Médicos de Puerto Rico, la Asociación de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico y la Asociación de Compañías de Seguros (Acodese).
“Mañana es un día importante”, sostuvo Méndez, quien en 2004 votó a favor de una medida similar, pero ayer no se expresó sobre el proceso ya que como presidenta de la comisión que lo atiende debe inhibirse.
La representante informó que ya solicitó al presidente de la Cámara, Jaime Perelló, presentar al caucus de su delegación el informe que de este asunto prepare la Comisión de Salud para, de ser posible, llevarlo a votación en pleno antes de que finalice el período para aprobar proyectos en la presente sesión legislativa, el próximo 12 de noviembre.
Antes de que el Senado aprobara el Proyecto 991 con enmiendas se habían expresado en contra de la medida El Colegio de Médicos, el Colegio de Oftalmólogos, el Departamento de Oftalmología del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, el Departamento de Salud, la Sociedad Puertorriqueña de Oftalmología, la Universidad Central del Caribe y la Oficina del Procurador del Paciente.
Mientras, lo favorecieron el doctor Andrés Pagán, decano de la Escuela de Optometría de la Universidad Interamericana; el doctor Jimmy O. Bartlett, coautor del libro “Clinical Ocular Pharmacology”, uno de los textos más usados en las escuelas de optometría y en los departamentos de oftalmología; la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP); la Asociación Latinoamericana de Optómetras; la Asociación de Optómetras de Puerto Rico, el Colegio de Optómetras de Puerto Rico; el World Council of Optometry (WCO) y la American Optometric Association (AOA), entre otras instituciones.
Según el informe de la Comisión de Salud del Senado, la AARP respaldó el proyecto de ley porque a su juicio “promueve un mayor acceso a servicios de cuidado ocular primarios, armoniza la práctica de la optometría en el país con la preparación académica y el adiestramiento profesional que reciben los optómetras para ejercer su profesión, y actualiza la práctica de la optometría en Puerto Rico para ponerla a la par con las corrientes de cuidado ocular primario que se han venido desarrollando en otras jurisdicciones en los Estados Unidos”.
Por su parte, el Colegio de Optómetras planteó que Puerto Rico que 70% de los cerca de 147 oftalmólogos que hay en el País están ubicados en la zona metropolitana y un solo un 40% de todos ellos acepta beneficiarios de la reforma de salud del gobierno.
Entre tanto, la Asociación Americana de Optómetras indicó que por décadas en los 50 estados de Estados Unidos, el distrito de Columbia, Guam y las Islas Vírgenes los doctores en optometría han tenido privilegios de prescripción terapéutica, y ninguna jurisdicción ha revocado o restringido ley alguna que afecte el alcance de esta práctica.
El doctor De Jesús aclaró que de aprobarse el proyecto no todos los optómetras podrán recetar automáticamente, ya que se les requerirá –como se hace en otras jurisdicciones como aquellas en las que él mismo ha ejercido la optometría y ha recetado- que cumplan con varios requisitos de adiestramiento y certificaciones.